El nuevo cohete lunar de la Nasa despegó el miércoles de madrugada en su primer vuelo con tres muñecos de prueba, un paso crucial para que Estados Unidos vuelva a llevar astronautas a la superficie lunar por primera vez desde el final del programa Apolo hace 50 años.
El cohete SLS, con una altura superior a un edificio de 30 plantas (322 pies o 98 metros), se elevó con toda su fuerza a la 1.47 horas de EEUU abriéndose paso en la oscuridad de la noche junto con la nave espacial Orion acoplada.
Si todo sale bien durante el decisivo vuelo de tres semanas, el cohete propulsará una cápsula vacía de tripulación para ponerla en una amplia órbita en todo a la Luna, y después la cápsula regresará a la Tierra con un amerizaje en el Pacífico en diciembre.
El lanzamiento se completó tras casi tres meses de exasperantes fugas de combustibles que tuvieron al cohete yendo y viniendo entre el hangar y la plataforma. El huracán Ian obligó a guardarlo bajo techo a finales de septiembre, aunque la semana pasada aguantó al aire libre cuando Nicole pasó por la zona con ráfagas de más de 130 kilómetros por hora. Aunque el viento causó algunos daños, los responsables dieron luz verde al lanzamiento.
Se estima que unas 15.000 personas llenaron la zona del lanzamiento, y miles más acudieron a las playas y carreteras cercanas para presenciar la esperada heredera del Proyecto Apolo, que llevó a 12 astronautas a la Luna entre 1969 y 1972. También se formaron multitudes ante los centros de la Nasa en Houston y Huntsville, Alabama, para ver el espectáculo en pantallas gigantes.
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