Después de dos semanas de búsqueda, la policía detuvo este martes al principal sospechoso por el crimen de Gastón Altamirano, el sereno que fue asesinado de 20 puñaladas en un taller mecánico de Quilmes el 24 de octubre pasado.
Antes de fallecer, la víctima logró hilar una frase que fue fundamental para atrapar a quien sería su asesino. “Fue Pablo”, esas fueron las últimas palabras de Altamirano, quien en sus últimos segundos de vida señaló como responsable a Pablo Calatayud, amigo y colega de trabajo.
La búsqueda del sospechoso de 43 años comenzó con esa declaración. El 31 de octubre, los agentes hallaron dos teléfonos celulares de Calatayud durante una serie de allanamientos, pese a que aún no daban con su paradero.
Finalmente, este martes se desarrolló un operativo encubierto llevado a cabo por efectivos de la Dirección Departamental de Investigaciones de Quilmes y La Matanza, donde se logró la captura del acusado, quien se encontraba escondido en la villa La Candela.
Tras ser detenido, Calatayud confesó haber cometido el crimen, pero aseguró que lo asesinó porque estaban ambos drogados, motivo por el que lo confundió con un "pomberito", una figura mítica del folklore guaraní en Argentina, Brasil y Paraguay, y que es similar a un duende o un enano.
Tras la insólita excusa, el sujeto fue formalizado y el caso recayó en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 7 del Departamento Judicial de Quilmes, a cargo de la fiscal Ximena Santoro, de acuerdo a lo informado por el citado medio.
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